Según el Catecismo de la Iglesia Católica,
el Espíritu Santo es la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad".
Es decir, habiendo un sólo Dios, existen en Él tres personas distintas: Padre,
Hijo y Espíritu Santo. Esta verdad ha sido revelada por Jesús en su Evangelio.
El Espíritu Santo
coopera con el Padre y el Hijo desde el comienzo de la historia hasta su
consumación, pero es en los últimos tiempos, inaugurados con la Encarnación,
cuando el Espíritu se revela y nos es dado, cuando es reconocido y acogido como
persona. El Señor Jesús nos lo presenta y se refiere a Él no como una potencia
impersonal, sino como una Persona diferente, con un obrar propio y un carácter
personal.
El Espíritu
Santo, el don de Dios
"Dios es
Amor" (Jn 4,8-16) y el Amor que es el primer don, contiene todos los
demás. Este amor "Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos ha sido dado". (Rom 5,5).
Mediante el Bautismo
se nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en
el Espíritu Santo.
El Paráclito. Palabra del griego "parakletos", que literalmente
significa "aquel que es invocado", es por tanto el abogado, el
mediador, el defensor, el consolador. Jesús nos presenta al Espíritu Santo
diciendo: "El Padre os dará otro Paráclito" (Jn 14,16). El
abogado defensor es aquel que, poniéndose de parte de los que son culpables
debido a sus pecados, los defiende del castigo merecido, los salva del peligro
de perder la vida y la salvación eterna.
Espíritu de la
Verdad: Jesús afirma de sí mismo: "Yo soy el
camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Y al prometer al Espíritu
Santo en aquel "discurso de despedida" con sus apóstoles en la Última
Cena, dice que será quien después de su partida, mantendrá entre los discípulos
la misma verdad que Él ha anunciado y revelado.
Símbolos
Al Espíritu Santo se
le representa de diferentes formas:
Agua: El simbolismo del
agua es significativo de la acción del Espíritu Santo en el Bautismo, ya que el
agua se convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.
Unción: Simboliza la
fuerza. La unción con el óleo es sinónima del Espíritu Santo. En el sacramento
de la Confirmación se unge al confirmado para prepararlo a ser testigo de
Cristo.
Fuego: Simboliza la
energía transformadora de los actos del Espíritu.
Nube y luz: Símbolos
inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Así desciende sobre la
Virgen María para "cubrirla con su sombra". En el Monte Tabor, en la
Transfiguración, el día de la Ascensión; aparece una sombra y una nube.
Sello: Es un símbolo
cercano al de la unción. Indica el carácter indeleble de la unción del Espíritu
en los sacramentos y hablan de la consagración del cristiano.
La Mano: Mediante la
imposición de manos los Apóstoles y ahora los Obispos, trasmiten el "don
del Espíritu".
La Paloma: En el Bautismo de
Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de paloma y se posa sobre Él.
Los 7 dones del Espíritu Santo
Sabiduría: Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica el proyecto
de Dios. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no
seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que
hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20).
Entendimiento: Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas
por Dios. El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh”
(Jer 24,7).
Consejo: Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e
incorrecto, lo verdadero y falso. Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le
dio en plenitud ese don (Is 11, 3-4).
Ciencia: Es el don de la ciencia de Dios y no la del mundo. Por este don el
Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros,
pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
Piedad: Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a
la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría. (1Co 12,
1-3).
Fortaleza: Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las
dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe.
Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las
decisiones. Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap
2,10).
Temor de Dios: Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la
sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar. Por
eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del Padre, como
Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de
sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia
y temor de Yahveh” (Is 11,2).
1. ¿Cómo define el Catecismo de la Iglesia católica al Espíritu Santo?
2. ¿Qué quiere decir que el Espíritu Santo es el Paráclito?
3. ¿A qué se refiere la expresión: Espíritu de la
Verdad?
4. Defines cada una de la forma como se representa
al Espíritu santo
5. Defines cada una de los Dones del Espíritu santo
6. ¿De qué manera podemos asumir en nuestras vidas la presencia del Espíritu
santo?
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