domingo, 22 de abril de 2018

LA FAMILIA DE SAN FRANCISCO Y SANTA CLARA FAMILIA DE SAN FRANCISCO Y DE SANTA CLARA


Francisco nació en Asís, ciudad de Umbría, en el año 1182. Su padre, Pedro Bernardone, era comerciante. El nombre de su madre era Pica y algunos autores afirman que pertenecía a una noble familia de la Provenza. Tanto el padre como la
madre de Francisco eran personas acomodadas. Pedro Bernardone comerciaba especialmente en Francia. Como se hallase en dicho país cuando nació su hijo, las gentes le apodaron "Francesco" (el francés), por más que en el bautismo recibió el nombre de Juan. En su juventud, Francisco era muy dado a las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. Disponía de dinero en abundancia y lo gastaba pródigamente, con ostentación. Ni los negocios de su padre, ni los estudios le interesaban mucho, sino el divertirse en cosas vanas que comúnmente se les llama "gozar de la vida". Sin embargo, no era de costumbres licenciosas y acostumbraba a ser muy generoso con los pobres que le pedían por amor de Dios. Clara Favarone, de noble familia asisiense, oyó desde su primera juventud la voz de Dios que la llamaba por medio de la palabra desbordante de amor y celo de las almas de su joven conciudadano S. Francisco de Asís. Con intuición femenina, afinada por la gracia y la fragante inocencia de su alma, adivinó los quilates del espíritu de aquel predicador, incomprendido si es que no despreciado por sus paisanos, que había abandonado los senderos de la gloria humana y buscaba la divina con todos los bríos de su corazón generoso. Y se puso bajo su dirección. Los coloquios con el maestro florecieron en una decisión que pasma por la seguridad y firmeza con que la llevó a la realidad. Renunciando a los ventajosos partidos matrimoniales que le salían al paso y al brillante porvenir que el mundo le brindaba, huyó de la casa paterna en la noche del Domingo de Ramos de 1211.
Ante el altar de la iglesita de Santa María de los Ángeles, cuna de la Orden franciscana, Clara ofrendó a Dios la belleza de sus dieciocho años, rodeada de San Francisco y sus primeros compañeros. Se vistió de ruda túnica, abrazóse a dama Pobreza, de la que a imitación de su padre y maestro haría su amiga inseparable, y se dedicó a la penitencia y al sacrificio. Su tesón santo llegó a triunfar de los escrúpulos de la curia y del Papa, que finalmente confirmó dos días antes de que la Santa muriera, la regla para su Orden, en que se profesa la altísima pobreza que ella había aprendido del padre San Francisco.
El bello gesto de Clara a los dieciocho años repicó en el pecho de la juventud femenina de Asís con sones de alborada invitadora a seguir las huellas de Jesucristo pobre. Primero su hermana Santa Inés, cuya entrada en religión a los pocos días de la salida de Clara provocó en la familia Favarone una tempestad más fiera aún, calmada milagrosamente, luego una multitud de doncellas de la nobleza y del pueblo, más adelante Beatriz, su hermana mayor, e incluso su propia madre, la noble matrona Ortolana, buscaron raudales de pureza, de luz y sacrificio en el convento de San Damián bajo la obediencia y maternal dirección de Clara, que aceptó el cargo de
abadesa obedeciendo al mandato de San Francisco.

Reflexión:
Reconstruir a la familia mediante reuniones y diálogo dirigido:
¿Cómo se siente cada uno con su familia?
¿Qué espera cada uno de su familia?
¿En qué falla cada uno en tu familia?
¿Qué puedo aportar yo a favor de mi familia?

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