Esperanzas Franciscanas Para
Un Mundo Desesperado
FRANCISCO CORAZON DE NAVIDAD
El tiempo de Navidad para un cristiano, debería significar
un comienzo, un comenzar de nuevo a reparar lo que hicimos mal durante el asno
anterior y a descubrir nuevas formas, que ayuden a construir un mundo mejor. El
Niño Dios es quien en estos momentos representa al mismo Dios aquí en la
tierra, pero no olvidemos que de ese niño, sabemos al menos, que va a sufrir
cuando sea mayor y a morir por nuestra culpa. Y sin embargo, nace cada año con
la intención de que cada año también, nazca en nuestros corazones el deseo de
cambiar y de ayudar y compartir con los demás, esos deseos de Paz y de Amor que
hasta los Grandes Almacenes se preocupan de vender. Sería muy triste tener que
reconocer que la Navidad comienza cuando lo hace en los Grandes Almacenes, o
cuando ya con meses de antelación, se empiezan a ver anuncios en la televisión
o por la calle. Pero sería bonito conocer como celebraron alguna Navidad,
Francisco y sus primeros hermanos. Es lo que llamamos “la Navidad Franciscana”
y que ojalá sirva para reactivar en nuestras casas las costumbres más
cristianas en contra del bombardeo de prácticas más materialistas que no se
acercan al espíritu navideño y cristiano que nosotros queremos vivir.
EL PRIMER BELÉN VIVIENTE CON SAN
FRANCISCO
- ¿Te acuerdas Francisco?
Acababas de llegar con tus hermanos al valle de Rieti, a
pesar del temporal. Venías de casa del cardenal Hugolino en Roma, que os dejaba
un rincón de su suntuosa casa para reposar por la noche. Y al llegar esa
NAVIDAD a ese valle precioso, se te ocurrió representar la noche de Navidad en
la hermosa ermita de Greccio. Allí les dices:
“Quiero ver con mis propios ojos, como a aquel niño le
faltaba lo imprescindible y cómo tuvo que nacer en un pesebre, sobre la paja
entre un buey y un asno”. ¡Qué frío hacía! Un hombre piadoso del pueblo llamado
Juan se ocupa de prepararlo todo. Resulta que un aldeano y su esposa, acababan
de tener un precioso niño y Francisco, sabedor de ello, les pidió que se
acercaran con el niñito y toda su familia para representar a la Sagrada
Familia.
Y llegó el gran momento, recuerdas: ¡Feliz Nacimiento del
Niño Dios, que ha venido a Salvarnos! Las mujeres y los hombres del pueblo
entero, iluminan el frío camino hasta la gruta con antorchas. Los niños, que
son los mismos ángeles, junto a los frailes, entonan cantos al pequeñín, que
los mismos pájaros callan y escuchan diciendo sí con la cabeza. “El pesebre es
instalado en la capilla y se llena de paja. Colocan al lado un buey y un asno:
triunfan la sencillez, la pobreza y la humildad. Greccio se convierte en el
nuevo Belén, la noche es clara como un sueño. Cada vez viene más gente. Las
voces, los cantos, los gritos, chocan contra las rocas peligrosas y advierten
al que sube del peligro de una caída. De pronto los hermanos cantan el oficio
de noche, el júbilo se oye por doquier. Francisco permanece de pie junto al
pesebre, emocionado, apasionado. Luego se reviste de diácono y predica a todos
las gracias de aquel momento. Les explica con voz suave y sonrisa en los
labios, relamiéndose de entusiasmo, como María, José y el niño pasaron sus
primeros momentos desde el nacimiento, unidos en un mismo aliento, unidos en un
mismo calor, el del buey y el asno”. Cada vez que dices “El Niño de Belén” o
“Jesús”, te pasas Francisco la lengua por los labios, como para probar la
dulzura de estas palabras en el paladar”.
Aquella noche me dijiste que fue mágica y lo fue.
ACTIVIDAD
Analiza, Reflexiona y Responda:
1. ¿Qué dijo Francisco
durante la celebración de Greccio? ¿Puedes expresar con tus propias palabras esa
razón?
2. ¿Cómo debe ser una
verdadera navidad franciscana?
3. ¿Quién fue la persona en
cargada por S. Francisco que preparó todo lo relacionado a la representación navideña?
4. ¿Qué reflexión puedes
sacar de la celebración navideña de San Francisco?
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