Francisco y los musulmanes: Testimonio de
vida. Después de varios intentos fallidos de propagar la fe en Cristo por Tierra
Santa, se dirigió, en junio de 1219, a Siria, para estar en la presencia del
sultán de Egipto. Con aquella decisión, se expuso a muchos peligros, pues los
cristianos eran perseguidos en tierras musulmanes, todo por las guerras de las
Cruzadas, para reconquistar Tierra Santa. En medio de las batallas, donde ir de
un frente cristiano a uno sarraceno (musulmán), o viceversa, era tan peligroso
que el único resultado lógico era obtener la muerte, Francisco, junto a unos
pocos hermanos, se encamina hacia la presencia del sultán. En el camino,
estuvieron frente a la presencia de guardias sarracenos, que prácticamente se lanzaron
contra ellos como lobos hacia las ovejas y los trataron con crueldad. Después
los llevaron a la presencia del sultán y para hacerlo, el jefe les preguntó
cuál era su objetivo, quién los había enviado y cómo habían podido llegar hasta
allí. Francisco se negó responderles, que sólo le respondería eso al sultán. El
jefe se acercó al sultán y a los pocos minutos el jefe los hizo pasar a una
gran sala, el sultán había aceptado entrevistarse con ellos.
Francisco le respondió al sultán con suma
humildad y simplicidad:
— Vengo mandado por el Dios Altísimo, no por
hombre alguno para mostrar el camino de la salvación a ti, a tu pueblo y
anunciar la verdad del Evangelio de Cristo
—El sultán se quedó maravillado de la
personalidad de San Francisco y le dio permiso para hablar a sus súbditos.
Francisco así lo hizo, les habló a los musulmanes que dejaran su fe en Alá y abrazaran
la fe en Jesucristo pero sin ningún resultado.
— Quédate con nosotros — le dijo el Sultán —.
Quedarás libre para rezar a tu Dios como mejor quieras.
— De mil amores — respondió Francisco—, pero
con condición de que tú y tu gente acepten convertirse a Cristo. Se dio después
cuenta la dificultad, e imposibilidad, de convencer a los musulmanes de Egipto de
que aceptaran el Evangelio de Jesús, así que decidió retirarse de allí. El
sultán, para consolarlo, le ofreció algunos regalos como telas, oro y plata.
Pero francisco no aceptó y se fue.
EL sultán, en vez de molestarse, se quedó
apenado y le dijo:
— No te olvides de mí en tus oraciones.
Cuando Francisco salió de aquel lugar, se
unió a sus hermanos que lo esperaban. Yendo por el camino, se oída en la
lejanía, gritos de guerra y el sonido metálico de las espadas que chocaban entre
sí. Con tristeza, Francisco le dijo a sus hermanos:
— Vámonos. Nosotros no estamos hechos para
permanecer en medio de las guerras. El sultán le concedió libre paso por Siria,
sin que pague tributos a las autoridades musulmanas. Los hermanos que se
quedaron en aquellas zonas, y en especial en Tierra Santa, se volvieron fieles
custodios de los lugares que presenciaron la existencia de Cristo, por ellos,
actualmente, les están confiadas 180 santuarios o iglesias, 78 conventos, 58 parroquias
y numerosas escuelas y obras sociales.
Responde a las Preguntas
1.
¿Qué
guerra se libraba entre los sarracenos y los cristianos?
2.
¿Cómo
fue tratado S. Francisco por los sarracenos?
3.
¿Qué
le respondió el Sultán a San Francisco
cuando éste le preguntó quién lo enviaba?
4.
¿Qué
impresión causó en el sultán San Francisco?
5.
¿Qué
pidió San Francisco a los sarracenos y que resultados obtuvo?
6.
¿Qué
le dijo el Sultán a Francisco cuando este se negó a recibir los regalos que le
hacían?
7.
¿Qué
pasó con los hermanos que se quedaron en tierra Santa?
8.
Actualmente
¿Qué le ha sido confiado a los hermanaos Franciscanos en tierra santa?
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