I.
DIOS LLAMA A FRANCISCO.
Antes
de profundizar esta lectura no olvides buscar en el diccionario las palabras
desconocidas como: Cómo Dios visitó su corazón por una
enfermedad y por un sueño. En efecto, cuando por su fogosa juventud hervía
aún en pecados y la lúbrica edad lo arrastraba
desvergonzadamente a satisfacer deseos juveniles e, incapaz de contenerse, era incitado
con el veneno de la antigua serpiente, viene sobre él
repentinamente la venganza; mejor, la unción divina, que
intenta encaminar aquellos sentimientos
extraviados, inyectando angustia en
su alma y malestar en su cuerpo, según
el dicho profético: He aquí que yo cercaré tus caminos de
zarza y alzaré un muro. Y así, quebrantado por
larga enfermedad, como ha menester la humana obstinación, que difícilmente
se corrige si no es por el castigo, comenzó a pensar dentro de sí cosas
distintas de las que acostumbraba. Y
cuando, ya repuesto un tanto y, apoyado en un bastón, comenzaba a caminar de
acá para allá dentro de casa para recobrar fuerzas, cierto día salió fuera y se
puso a contemplar con más interés la campiña que se extendía a su alrededor.
Mas ni la hermosura de los campos, ni la frondosidad de los viñedos, ni cuánto
de más delicioso hay a los ojos pudo en algún modo deleitarle. Maravillabase de
tan repentina mutación y juzgaba muy necios a quienes amaban tales cosas. A
partir de este día, comenzó a tenerse en menos a sí mismo y a
mirar con cierto desprecio cuanto antes había admirado y amado. Más
no del todo ni de verdad, que todavía no estaba desligado de las ataduras de la
vanidad ni había sacudido de su cerviz el yugo de la perversa esclavitud.
Porque es muy costoso romper con las costumbres y nada fácil arrancar del alma
lo que en ella ha prendido; aunque haya estado el espíritu alejado por mucho
tiempo, torna de nuevo a sus principios, pues con frecuencia
el vicio se convierte, por la repetición, en naturaleza. Intenta
todavía Francisco huir de la mano divina, y, olvidado algún tanto de la paterna
corrección ante la prosperidad que le sonríe, se
preocupa de las cosas del mundo, y, desconociendo los designios de Dios, se
promete aún llevar a cabo las más grandes empresas por la gloria vana de este
siglo. En efecto, un noble de la ciudad de Asís prepara gran aparato de armas,
ya que, hinchado del viento de la vanidad, se había comprometido a marchar a la
Pulla con el fin de acrecentar riquezas y honores. Sabedor de todo esto
Francisco, que era de ánimo ligero y no poco atrevido, se pone de acuerdo con
él para acompañarle; que si inferior en nobleza de sangre, le superaba en
grandeza de alma, y si más corto en riquezas, era más largo en liberalidades.
Cuando se había entregado con la mayor ilusión a planear todo esto y ardía en
deseos de emprender la marcha, Aquel que le había herido con la vara de la
justicia lo visita una noche en una visión, bañándolo
en las dulzuras de la gracia; y, puesto que era ávido
de gloria, a la cima de la gloria lo incita y lo eleva. Le parecía
tener su casa llena de armas militares: sillas, escudos, lanzas y otros pertrechos;
regodeábase, y, admirado y en silencio, pensaba para sí lo
que podría significar aquello. No estaba hecho a ver tales objetos en su casa,
sino, más bien, pilas de paño para la venta. Y como quedara no poco sobrecogido
ante el inesperado acaecer de estos hechos, se le dijo que todas aquellas armas
habían de ser para él y para sus soldados. Despertándose de mañana, se levantó
con ánimo alegre, e, interpretando la visión como presagio de gran prosperidad,
veía seguro que su viaje a la Pulla tendría feliz resultado. Mas no sabía lo
que decía, ni conocía de momento el don que se le había dado de lo alto. Con
todo, podía sospechar que la interpretación que daba a la visión no era
verdadera, pues si bien pudiera sugerir que se trataba de una hazaña, su ánimo
no encontraba en ello la acostumbrada alegría. Es más, tenía que hacerse cierta
violencia para realizar sus proyectos y llevar a buen término el viaje por el
que había suspirado. Muy hermosamente se habla aquí por primera vez de las
armas y muy oportunamente se hace entrega de ellas al caballero que va a
combatir contra el fuerte armado, para que, cual otro David, en el nombre del
Señor, Dios de los ejércitos, libere a Israel del inveterado oprobio
de los enemigos.
1. ¿Por
qué fue importante la enfermedad de San Francisco en el inicio de su
conversión?
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2. ¿Qué
entiendes por esta frase: “pues con frecuencia el vicio se convierte,
por la repetición, en naturaleza”?
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3.
Según el siguiente párrafo: “Intenta todavía Francisco huir de la mano
divina, y, olvidado algún tanto de la paterna corrección ante la prosperidad
que le sonríe,”. ¿En estos tiempos
hacemos nosotros lo mismo? ¿Por qué?
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4. ¿A
través de que acontecimientos Dios vuelve a llamar por segunda vez a San
Francisco?
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5. En
conclusión ¿puedes reconocer en tu vida y en la vida de las personas que te
rodean los acontecimientos por los que Dios los ha llamado?
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