Con ocasión de los 500 años de la primera
evangelización de América Latina, el Beato Juan Pablo II, hace algunos años
lanzó la consigna de una nueva evangelización, nueva en su ardor, en su método y en su expresión. A medida que pasa
el tiempo, surgen interrogantes sobre el
significado de esa nueva evangelización: ¿en qué consiste realmente? ¿En
qué debe diferenciarse de la primera?
¿Qué es
evangelizar?
Basándonos en la Evangelii nuntiandi (EN) de
Pablo VI, la carta magna sobre la evangelización,
señalemos los rasgos más importantes de la misma. Evangelizar es la razón esencial de la Iglesia, constituye su
identidad (EN 14). La Iglesia, lejos de replegarse sobre sí misma, ha de
abrirse, puesto que existe para evangelizar.
Pero, ¿en qué consiste evangelizar? ¿Es simplemente
enseñar el catecismo, predicar, administrar los sacramentos? Para Jesús,
evangelizar es anunciar la buena noticia de la cercanía del Reino de Dios (Mc
1., 15).
Evangelizar
es, pues, anunciar que el Reino de Dios comienza a realizarse
ya en nuestra historia. Y el Reino de
Dios no consiste únicamente en la liberación del pecado por la gracia de Dios. Ni es solamente la liberación
definitiva de la muerte (la resurrección de los
muertos y la vida eterna), sino también la liberación de los males
históricos y estructurales (la justicia
histórica). La evangelización implica un claro anuncio de Jesús, en quien se
nos ofrece la salvación (EN 27), una
denuncia de todo cuanto se opone al Reino (EN 30-38), una transformación de la realidad (EN 18-20) y el
testimonio coherente del propio evangelizador
(EN 21). De ahí se siguen los principios fundamentales de toda evangelización: coherencia entre teoría y
praxis en el evangelizador; integralidad de la
evangelización; respeto a la dignidad y libertad del evangelizando;
prioridad de los pobres; libertad
profética para denunciar todo lo contrario al Reino de Dios; referencia a la
Iglesia como comunidad evangelizadora. Consecuentemente, la evangelización es
al mismo tiempo necesario y difícil: la
Iglesia debe convertirse continuamente al Reino, para poder evangelizar como
Jesús. La evangelización de América Latina constituye uno de los capítulos
relevantes de la historia de la Iglesia, no desprovisto de luces y sombras. (Puebla
6 y 10). La historia nos recuerda' las
figuras señeras de obispos, misioneros y santos: luchadores por la justicia y evangelizadores
de la paz, como Antonio de Montesino s, Bartolomé de Las Casas, Juan de Zumárraga, Vasco de Quiroga, Juan del
Valle, Julián Garcés, José de Anchieta, Manuel
Nóbrega y tantos otros que defendieron a los nativos ante conquistadores y
VICTOR CODINA encomenderos, incluso hasta la muerte, como el obispo Antonio
Valdivieso (Puebla 8); santos, como Toribio de Mogrovejo, Rosa de Lima, Martín
de Porres, Pedro Claver, Luis Beltrán (Puebla 7). También nos recuerda las
originales síntesis de evangelización y promoción humana de las misiones
franciscanas, agustinas, dominicas, mercedarias, jesuitas (Puebla 9).
Retos
de la nueva realidad
En la
Asamblea de Puebla (1979) los obispos l
Los retos de cara a una evangelización a nivel
socioeconómico, una situación de pobreza e injusticia generalizada, debida a
causas estructurales, que debe ser considerada como pecado (Puebla 27-40). A nivel político,
continuos abusos de poder y poco respeto a los derechos humanos (Puebla 41-43). A nivel
cultural, una continua agresión a las culturas
autóctonas y un grave problema de educación (Puebla 51-62). A esto se
añade la marginación de la mujer, el
racismo, las continuas migraciones, la guerra, el desempleo y el subempleo... Entrando en el ámbito religioso y eclesial
nos hallamos ante una serie de desafíos, que,
con el tiempo, acentúan su urgencia. El reto procede de distintos
frentes: a) los gérmenes de increencia
provenientes de la modernidad y del ateísmo secularista, que invade las grandes ciudades, las
universidades y la juventud, y que se difunde a través del consumo y 1a TV; b) los gérmenes de
increencia provenientes de la ideología marxista, que influyen como modelos de
acción política y de cosmovisión global de la vida; c) la tentación de
desesperanza ante la situación de injusticia y opresión, con una terrible sensación de impotencia; d) el
indigenismo con su problemática de culturas y de religiones amerindias y afroamericanas, con
la frecuente reivindicación de una vuelta al
estado precristiano, ya que se sienten agredidos por una injusta
imposición religiosa; e) las sectas, con su agresividad, su atractivo de grupo
cerrado, cálido, protector de situaciones
de inseguridad, de ideas sencillas y fuerte emotividad.
NUESTRA RESPUESTA A LOS DESAFÍOS COMO FAMILIA FRANCISCANA
1. EN CUANTO A ACTITUDES
1.1. Coherentes con el
Evangelio
Tomar el Evangelio como norma de vida y actuar, personal y
comunitariamente, de acuerdo a lo que creemos y proclamamos, tal como lo hizo
nuestro Padre seráfico San Francisco : “En
la misa de la fiesta del apóstol San Matías, el cielo le mostró lo que esperaba de él. Y fue por medio
del evangelio de ese día, que es el programa que Cristo dio a sus apóstoles cuando los envió a
predicar. Dice así: “Vayan a proclamar que el Reino de los cielos está cerca. No lleven
dinero ni sandalias, ni doble vestido para cambiarse. Gratis han recibido, den también
gratuitamente”. Francisco tomó esto a la letra y se
propuso dedicarse al apostolado, pero en medio de la pobreza más estricta”.
1.2. Comprometidos con el
Reino
Vivir apasionados por el Reino y sus valores (experiencia de
Dios como Padre, amor, solidaridad, justicia, paz, fraternidad, servicio, etc.)
y comprometidos en abrirle caminos en nuestra propia vida y en todos los ámbitos
en que ésta se desarrolla.
…Cuenta San Buenaventura que se encontró con el santo un
hombre a quien un cáncer le había desfigurado horriblemente la cara. El otro intentó
arrodillarse a sus pies, pero Francisco se lo impidió y le dio un beso en la
cara, y el enfermo quedó instantáneamente curado. Y la gente decía: “No se sabe qué admirar más, si el
beso o el milagro”.
1.3. Fieles a nuestra
identidad
Reflexionar y profundizar nuestra identidad, de modo que
sepamos dar razón de lo que somos y hacemos:
…Los hermanos trabajaban como
campesinos e iban a la leprosería a atender a los enfermos. Cada día Francisco les
decía las actitudes de Jesús, y lo hacía con tanto amor que la distribución del trabajo no
parecía una orden. Les daba un cálido abrazo, y con una
Bendición efusiva se marchaban. Y
los hermanos se sentían capaces de ir hasta el fin del mundo y al marchar se
sentían ansiosos por volver a la ermita, allí estaban esperándolos con los
brazos abiertos y la sonrisa en los labios Francisco y Egidio. Se reunía en la
cabaña y cada uno contaba las andanzas del día. El hermano los alentaba
Contesta las siguientes preguntas
1. ¿Cuál
era la consigna lanzada por el Beato Juan Pablo II de cara las 500 años de
evangelización de América latina?
2.
¿Qué
es evangelizar?
3.
¿Cuáles
son los principios fundamentales de toda
evangelización?
4.
¿Cuáles
son los retos lanzados en Puebla respecto a la evangelización?
5.
¿Cuáles
son nuestras respuestas a los desafíos como familia franciscana?
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